¿Qué podemos aprender de la primera ola de COVID-19 para hacerle mejor frente a las nuevas medidas restrictivas impuestas por el gobierno?
El sector minorista se enfrenta de nuevo a la perspectiva de una reducción del tráfico y de las ventas en las tiendas físicas debido a la imposición de medidas restrictivas por la COVID-19. Aunque los requisitos de la nueva orden ministerial son menos restrictivos que los de la primera ola, las restricciones de apertura y movimiento, así como las recomendaciones del gobierno para limitar los desplazamientos en lugares públicos, las ventas al por menor se verán reducidas. Este sector, que aún no se ha recuperado económicamente del primer cierre, deberá volver a adaptarse a una disminución de las ventas en los canales tradicionales.
A diferencia de la primera vez, el nuevo confinamiento se producirá en un momento de fuerte actividad comercial, incluyendo las ventas del Black Friday y el inicio de las ventas navideñas. Enfrentaremos, por primera vez, un pico de ventas en una situación de circulación restringida, lo que probablemente fortalecerá, más que de costumbre, las ventas online del Black Friday y Navidad.
Tomando como ejemplo lo ocurrido durante la primera ola de COVID-19 en marzo de este año, la solución para mitigar los impactos de la reducción de las ventas en los canales físicos será centrarse en los canales digitales. Algunos elementos observados durante la primera ola pueden servir de lección para la segunda.
La demanda se reduce más significativamente al principio del confinamiento – Con excepción de los artículos de primera necesidad, las compras de productos de moda, muebles, deportes y otros ítems no esenciales tienden a disminuir en cualquier canal en los primeros días después de la imposición de las medidas restrictivas, mientras las personas se adaptan a sus nuevas necesidades.
La demanda en línea de bienes de consumo aumenta rápidamente – Los productos básicos de despensa, farmacia, bebidas, así como los productos para mascotas, sufren un aumento inmediato a medida que las personas desplazan sus compras al mundo digital para reducir las posibilidades de exposición a la COVID-19.
La demanda general de todos los productos aumenta nuevamente con el paso del tiempo – Tras el pánico inicial de las medidas restrictivas, vuelve también la demanda de productos no esenciales como moda, muebles, deportes, bricolaje, cursos en línea, entre otros. La gravedad y la duración de la ola actual determinarán la fuerza de la recuperación de la demanda y cuánto ésta se desplazará hacia los canales digitales. Las promociones del Black Friday ayudarán a impulsarla.
Las empresas que no se han adaptado al mundo digital tendrán de nuevo una necesidad urgente de hacerlo – A pesar de lo que sucedió durante la primera ola, varias empresas han pospuesto importantes inversiones en su transformación digital debido a la reducción de los flujos de efectivo. Durante la segunda ola estas empresas se encontrarán en una situación aún más difícil, debido a la reducción de la demanda en una condición financiera más frágil.
En este momento, la agilidad es más importante que la calidad de la ejecución – Hoy en día, la innovación es un proceso continuo de ensayo y error, donde es más importante hacer, equivocarse, aprender y adaptarse, en lugar de pasar meses planificando algo sin ponerlo en práctica. Durante la primera ola de COVID-19, hemos visto a empresas líderes de todo el mundo adaptarse rápidamente a las nuevas condiciones del mercado. Lo mismo sucederá durante esta ola. Es más importante moverse y adaptarse que quedarse a debatir si, a nivel de propiedad, vale la pena o no tomar medidas en los canales digitales. Implementar una estrategia digital es más importante que acertar en todos sus elementos y quedarse a pensar detenidamente en la experiencia de compra digital ideal que se desea brindar a los clientes.
Lo digital ganará cada vez más espacio con respecto a los canales de venta tradicionales – Al igual que durante la ola anterior y como hemos visto durante los últimos 20 años, los canales digitales siguen creciendo más rápidamente que los físicos. Este período turbulento ha acelerado enormemente el desplazamiento de las ventas hacia canales no presenciales. Cuanto más dure la crisis, mayor será el cambio y más personas se acostumbrarán a las herramientas digitales de compra. Las ventas en canales digitales siguen representando un bajo porcentaje de todas las compras al por menor, por lo que todavía queda mucho espacio para el crecimiento.
Los períodos de crisis son una oportunidad para hacer cambios y ganar terreno en el mercado – Los períodos de crisis son un desafío para todos y nunca son agradables, pero son periodos en los que los hábitos cambian y los desplazamientos se aceleran. Al final, quién sabe adaptarse mejor se vuelve más fuerte. Ser ágil en este momento es imprescindible para desarrollar una competitividad más sólida.
El impacto de la COVID-19 sobre el sector minorista pudo notarse durante la primera ola. Esta vez también habrá cambios, dada la experiencia adquirida tanto por la población como por las empresas. En cualquier caso, el cierre o la reducción significativa de los negocios en los canales físicos no deja otra opción que la de centrarse en los canales digitales. Las empresas que se muevan más rápidamente se harán más fuertes. Todos hemos experimentado esta situación de primera mano y, aunque ahora las condiciones son un poco diferentes, se pueden aplicar muchas de las lecciones que se aprendieron en la primera fase.